Nacido de un sueño inaplazable, El Mont Saint Michel ya era mágico antes de que en su promontorio se colocara la primera piedra de culto. Un lugar único en el mundo que nadie debería perderse.
Nacido de un sueño inaplazable, El Mont Saint Michel ya era mágico antes de que en su promontorio se colocara la primera piedra de culto. Un lugar único en el mundo que nadie debería perderse.